Tradición y modernidad van de la mano en el centenario Mercado de la Paz de Madrid. Este mercado, inaugurado en 1882, fue construido, con una estructura de hierro, en el distrito de Salamanca, siguiendo un proyecto original de del legendario arquitecto Gustave Eiffel. La tradición se respira en este edificio donde los puestos han pasado de padres a hijos hasta tres generaciones. Ejemplo de ello es Juan Manuel Medina que, junto con sus dos hermanos, es uno de los veteranos con más de 40 años detrás del mostrador de Fruta Medina CB. O como Elena Revuela de La Tahona de Ayala que, entre risas, cuenta: “Un poco más y nazco aquí, porque mi madre, que regentaba un puesto en el mercado, dio a luz una hora después de salir de aquí. Estoy en el mercado por amor al pan y a la masa”.
"Mi madre, de 84 años, hizo chiribitas con los ojos cuando se lo conté. ¡Tuve que enseñarle cómo funcionaba la aplicación!".
Con los cinco sentidos
Entrar en el Mercado de la Paz es una experiencia que activa los cinco sentidos. El sonido es diferente dependiendo de la hora: el ruido de las cajas con el despertar del día se transforma en risas y charlas entrada la mañana. Las tonalidades de colores en cada puesto son cuidados al máximo detalle, las texturas, los olores van variando según el recorrido. Una experiencia que viven con pasión los comerciantes. Julián López, de La Vianda de Julián, no se lo pensó cuando tuvo la posibilidad de adquirir el negocio de su jefe cuando este se jubiló: “Ya llevo 28 años en el mercado y soy carnicero de toda la vida. Este es un trabajo muy ameno por la relación con la clientela. Aquí todos los días son diferentes”, explica. Juan Manuel, Elena y Julián han visto cómo el mercado se ha ido transformando con los años: “Cuando era pequeña y ayudaba a mis padres no había ni calefacción ni aire acondicionado”, cuenta Elena, y Juan Manuel recuerda la gran reforma que se hizo en el año 1986. “Con los años le hemos dado un aire nuevo al mercado, acorde con los tiempos. Hoy es unos de los mejores que hay en Madrid a nivel de calidad y variedad”, cuenta Julián.
La tradición se alía con la tecnología del futuro
Más de cien años después de su inauguración, los clientes Amazon Prime pueden acceder a una selección de productos de diferentes puestos de este mercado gracias a Prime Now, desde el teléfono móvil u ordenador.
Juan Manuel e Elana, que crecieron entre un mar de colores y olores, mantienen viva el alma de este mercado centenario que ahora combina la tradición el comercio de proximidad con el canal online.
“La infraestructura y experiencia de Amazon nos dan la oportunidad de vender online. En Prime Now hay desde una carnicería hasta una pescadería pasando por la frutería o panadería”, afirma Juan Manuel. A otros puestos les ha pasado lo que a la panadería de Elena: “Mi negocio no tenía reparto, pero ahora mis productos pueden llegar directamente a casa de los clientes, una fórmula cómoda para ellos y para nosotros”.
Los hábitos de compra se han adaptado al ajetreado ritmo de nuestro día a día: “Antes la gente compraba a diario y las familias eran más amplias. Ahora tenemos menos tiempo y los núcleos familiares son más reducidos”, afirma Juan Manuel, el frutero, que no tiene dudas sobre la practicidad de poder comprar online: “Si te surge una cena por la tarde, puedes hacer un pedido desde o el bus y, cuando llegas a casa, ya lo tienes todo para empezar a cocinar”. Julián, el carnicero, lo tiene claro: “El comercio online es un servicio más que ofrecemos sin renunciar al tradicional”.
Debido al aumento de ventas que ha significado Prime Now, tanto Elena como Juan Manuel han tenido que ampliar la plantilla. Y con la llegada del comercio online al Mercado de la Paz, a Elena le ha surgido una tarea añadida; la de contarle a su madre que vende el pan por internet: “Mi madre, de 84 años, hizo chiribitas con los ojos cuando se lo conté. ¡Tuve que enseñarle cómo funcionaba la aplicación!”