El olor y el tacto a madera es una experiencia sensorial. Un viaje en el tiempo de los sentidos que se experimenta cuando se entra a Cal Fuster en Barberà de la Conca (Tarragona). Este pueblo de menos de 500 habitantes tiene como embajadores a Josep Veciana y Lydia-Bárbara Plazas. Una pareja de eternos enamorados que, después de sacarle el mejor partido a la carpintería heredada del padre de Josep, tuvieron que reinventarse y crearon la tienda Cal Fuster de muebles y decoración. Ahora también venden online a través de Amazon.es.
"Después de tres años en Amazon, más de 2.000 referencias y más de 3.000 pedidos, hemos incrementado las ventas hasta un 70%".
Dos tándems perfectos
De joven, Josep, a pesar de hacer sus pinitos en el taller de su padre, no quería dedicarse a la madera. “Aprendí el oficio después de estudiar para delineante, porque yo no quería trabajar con él”, cuenta Josep. Pero con los años cambió de opinión y acabó a sus órdenes: “Con él, que también se llamaba Josep, hicimos encargos muy especiales como retablos o muebles para órganos”.
Y así fue como heredó la carpintería de su padre. Por aquel entonces ya compartía su vida y trabajo con Lydia-Bárbara, una barcelonesa, nacida en Brasil, que veraneaba en Barberà y de la que se enamoró a primera vista. Forman el tándem perfecto en casa y en el trabajo. “Ya llevamos 41 años juntos, yo tengo 56 y él 57 años. Cuando uno abre la boca ya sabe lo que el otro va a decirle. Recomiendo lo de trabajar con la pareja”, confiesa Lydia-Bárbara.
Hace más de cuatro décadas que pasan las 24 horas del día juntos, una decisión que les marcó la vida.
La casa del carpintero online
En 2013, los pedidos disminuyeron y esto les empujó a reinventarse y, como la prioridad fue seguir trabajando juntos, cuenta Lydia-Bárbara que pensaron: “Vamos a montar una tienda de muebles y decoración. Al año de tenerla, estando en la cocina, le dije a mi marido: ‘¿por qué no montamos una página web para vender los productos?’”.
Decidir el nombre fue tarea fácil: en catalán cal es una apócope de la palabra casa. En los pueblos se mantiene la tradición de identificar a las familias que viven en estas casas con los oficios que ejercen. Este es el caso de Cal Fuster, casa del carpintero en catalán.
“Meses más tarde, cuando les comentamos a nuestros hijos la posibilidad de vender a través de la página web de Amazon.es, lo tuvieron claro”, explica Lydia-Bárbara. Cuentan que se tuvieron que reciclar y empezar a trabajar con el ordenador, pero los números les dan la razón: “Después de tres años en Amazon, más de 2.000 referencias y más de 3.000 pedidos, hemos incrementado las ventas hasta un 70%”, afirma rotundamente Josep. ¿Y el futuro? “Si tienes salud para qué te vas a jubilar”, responde Lydia-Bárbara con una sonrisa.