Su negocio familiar de canalones de aluminio sufrió, a partir de 2009, con la crisis de la construcción: “Cuando no había dinero para pagar a la gente solo podía trabajar para intentar salvar la empresa”, recuerda Carmelo. Y cuando consiguió mantenerla a flote, su vida dio un vuelco: “Siempre he tenido un kilito de más y empecé a practicar deporte. Y me di cuenta de que corriendo mi mente quedaba libre y despejada para desarrollar un proyecto que siempre había tenido en mente”.

"Nunca pensé que la tecnología nos ayudaría tanto. Ahora puedo trabajar desde cualquier parte del mundo y estar con mi familia".
Carmelo Castro, creador y propietario de Qualnat

De la construcción al laboratorio

“Es un culo inquieto”, afirma Carmen Alonso, responsable de Atención al cliente y esposa de Carmelo. “Cuando, en 2014, me contó su nueva idea de negocio me quedé muerta”. Aunque hacía tiempo que le rondaba por la cabeza, al empezar a practicar deporte e inspirado también por su dolor de rodilla, encontró la combinación perfecta para lanzarse a hacerlo realidad.

Y fue entonces cuando decidió indagar más sobre el mundo de los complementos alimenticios basándose también en su experiencia. Y Carmen añade entre risas: “Él es su propio banco de pruebas para todos los productos, menos para los de la menopausia y el colesterol que tiene a sus padres”. Con un amigo creó la imagen de la marca: “José Luis es quien diseñó el logo y las etiquetas de Qualnat, una combinación de las palabras calidad y natural”.

Su incansable motivación para sacar adelante su idea de negocio le llevó a plantarse en un laboratorio y contarles su proyecto sin más material que su ilusión: “Me dijeron: ¿y tú quién eres? Les tuve que convencer para desarrollar mis propias fórmulas y después confiaron en mí. Cuando empecé a vender en Amazon y tuve que planificar la demanda me dijeron: ‘Te veo comiendo pastillas todo el año’”.

Carmelo Castro en una calle de Pozoantiguo, Zamora, acompañado de su esposa y sus dos hijos. Él viste casual yella con un vestido negro y un pañuelo gris y naranja. Él hijo va vestido para ir a entrenar a fútbol y la hija con unos leotardos y una chaqueta gris.
Laboratorio donde fabrican las pastillas de Qualnat. Esta es una parte del proceso.

La tecla del comercio electrónico

Mientras en el laboratorio acababan de perfilar sus primeras pastillas, Carmelo y Carmen investigaron el mercado. “Carmelo, que no sabía arrancar un ordenador, entró un día en Amazon para ver qué productos había. Y en 2016 empezamos la aventura de vender colágeno online”, cuenta Carmen. “Toqué la tecla del comercio electrónico y acerté”, añade Carmelo. Aunque este zamorano reconoce humildemente que su intención inicial era distribuir sus productos por comercios de la zona.

Un nuevo día a día

“Después de llevar los niños al cole, hago el café con las del cole y a trabajar. Las tardes las dedico a mis hijos, pero sigo conectada al móvil”, cuenta Carmen sobre su rutina. “Al tener nuestro primer hijo buscamos con Carmelo la mejor opción para compaginar trabajo y maternidad”.

“Nunca pensé que la tecnología nos ayudaría tanto. Ella está encantada y yo también porque ahora puedo trabajar desde cualquier parte del mundo y estar con mi familia”, cuenta Carmelo. Incluso ha aprovechado para ir a una feria a Orlando (EE.UU.) y ver las tendencias que asegura llegarán pronto a Europa.

El centro de su día a día es ahora su familia y Qualnat, la marca de complementos alimenticios de extractos de plantas que ideó hace 4 años mientras corría a la orilla del río Duero. “Ahora estamos centrados en dos proyectos: el programa Paneuropeo de Amazon que nos permitirá ofrecer nuestros productos en todas las webs europeas y una nueva línea de productos, que requiere I+D, con comprimidos masticables con sabor”, cuenta Carmelo entusiasmado.