¿Qué sucede cuando dos amigos deciden adentrarse en el mundo de la cosmética de la mano de la familia, un bosque de argán y un rebaño de cabras? La respuesta es Simon and Tom, una empresa hoy afincada en Barcelona que se empezó a gestar en la otra punta del Mediterráneo.

Todo comenzó hace 10 años, con un encuentro casual en la terraza de un café en Israel. “Yo estaba allí sentado y vi que pasaba mi amigo Tom”, explica Simon Batito. “Nuestras familias se conocían de toda la vida, pero hacía tiempo que no nos veíamos, y en un rato nos pusimos al día”. Simon, originario de Marruecos, creció rodeado de arbustos de argán ya que su familia se dedicaba a la producción de este aceite, famoso por sus propiedades hidratantes y regeneradoras. Tom trabajaba desde hacía años en la industria cosmética. “Pensamos que podíamos hacer algo juntos, ofrecer algo nuevo y diferente, quizá podría funcionar”.

Del café al laboratorio

Simon y Tom contactaron con un químico y pasaron meses buscando la fórmula mágica. “El aceite de argán es un producto único y muy caro porque cada arbusto da únicamente 2,5 litros. El aceite se obtiene gracias a las cabras que rumian sus frutos y los escupen en forma de piedra. Al romperla, se extrae el aceite”, explica Simon. “Su PH varía enormemente y hay que saber cómo realizar las mezclas para que salgan bien”. Un auténtico trabajo de alquimia. ¿El resultado? El primer producto: Fungusless, un ungüento para uñas.

Aquel pequeño experimento entre amigos se ha convertido hoy en una empresa floreciente, que emplea a 15 personas de varias nacionalidades y exporta a más de 30 países. Todo desde el corazón del Eixample barcelonés, donde Simon and Tom tiene su sede, además de varias plantas de producción. “Barcelona nos llamó por el Mediterráneo, el clima, la gente, la mentalidad abierta… En cuanto llegamos aquí nos sentimos como en casa. Pensamos que podría ser un centro neurálgico perfecto para distribuir nuestros productos por todo el mundo”, explica Simon.

Belleza para tod@s

“Nuestro gran despegue fue hace un par de años, con los nuevos canales de venta y, sobre todo, Internet: vendemos en más de 30 países a través de salones de belleza y distribuidores físicos, pero no podíamos permitirnos no estar online. Y hablar de venta online es hablar de Amazon”, explica Laura Acedo, que lleva más de dos años en la empresa y es la esposa de Simon. “Ahora estamos reclutando especialistas en e-commerce porque desde que estamos en Amazon nuestras ventas han aumentado un 30%”.

“Vender en Amazon nos permite ofrecer la mejor calidad al precio más bajo, y llegar a muchas más personas. Nosotros no hacemos campañas publicitarias como las grandes empresas de nuestro sector, sino que preferimos ahorrarles todo ese dinero a nuestros clientes en el precio final”, afirma Simon.

Una década después de aquella conversación entre amigos alrededor de un café, el aceite de argán extraído de los árboles de la familia de Simon, en el norte de Marruecos, viaja en la proporción precisa, en pequeños botecitos, alrededor del mundo.